sábado, 25 de julio de 2020

Capítulo 21 y ultimo



Leopoldo  ignora totalmente a Carlos y eso lo hunde. Cristina va mejorando, quiere estar bien para su esposo. Lo busca, desea amarlo pero él no la toca y ella no entiende lo que está pasando. Carlos y Leopoldo  sufren por estar separados y Cristina sufre porque tiene un esposo que  la trata como si fuera su hermana. 

Leopoldo  no soporta el peso de la mirada de su amado. No soporta tenerlo cerca y no poder besarlo. Pasa el máximo tiempo posible en su oficina. Carlos no puede más. Entra en el despacho.
--¡¡tenemos que hablar¡
--¡vete de mi despacho. Nos pueden ver¡
Carlos lo mira con cara de depravado.
--no tiene nada de malo que visite a mi suegro.
Leopoldo  se altera mucho. 
--¡¡por favor vete¡
Carlos se va acercando y Leopoldo huye. Dan vueltas alrededor del escritorio.
--no te comportes como un niño --dice Carlos.
--pues deja de acosarme.
Y Leopoldo tiene miedo. Sabe que si su amado lo acaricia pues no se va a poder resistir.
--tú me amas y me deseas. Deseas hacerme el amor.
Leopoldo se muestra furioso.
--¡¡eres el esposo de mi hija. No puedes querer acostarte conmigo y con mi hija¡
Carlos lo mira con cara de pícaro.
--Cristina y yo no hemos consumado el matrimonio.
Leopoldo siente que el corazón se le va a salir de la garganta. Ama a ese chico y nada le gustaría más.
--no te creo. Duermes a su lado.
--pero para mi es como una hermana.
--¿y porque te casaste con ella?
Carlos está desesperado. Habla con dulzura y a la vez con reproche. 
--tú me obligaste. Me casé para demostrarte mi amor. Lo hice porque te amo.
Leopoldo se queda quieto y Carlos lo abraza.  Hay un pequeño forcejeo, forcejeo de amor. Leopoldo  se deja llevar y besa a Carlos.
--¡¡esto es una locura¡ ¡no puede ser¡ --Leopoldo.
--¡¡pero nos amamos, nos amamos¡
Ninguno de los dos puede parar lo que los une. Carlos empuja a su suegro contra la mesa. Los dos están muy ansiosos. Carlos se desabrocha los pantalones. Se los baja. Se baja los boxers. Leopoldo hace lo mismo
 Los dos hombres con los pantalones y calzoncillos en los pies. Leopoldo apoyado en la mesa y Carlos encima suyo. Lo penetra con su arma de una manera apasionada y desesperada. Le muerde el cuello. Los dos se retuercen del placer. No imaginan que en ese despacho Marlon tiene una cámara escondida y lo está viendo y grabando todo. Ha llamado a Manuela para decirle que su marido está con su joven amante sin especificar sexo. Manuela no soporta la idea que su marido la pueda dejar y por una más joven. A Cristina le dice que si marido tiene una amante y a los dos los cita en la empresa. Manuela se sorprende al encontrar a su hija en la puerta de la empresa. Jorge nunca ha querido trabajar con su padre pero trabaja en frente y va a ver que pasa.
--¡¡,es urgente¡¡ no hay tiempo que perder¡ -- dice Marlon.
Todos quieren una explicación. Marlon los lleva corriendo al despacho de Leopoldo. De una patada derriba la puerta. Los amantes son sorprendidos. Ahora es Carlos el que está apoyado sobre la mesa y Leopoldo lo penetra salvajemente. El desconcierto es general. Carlos y Leopoldo  están horrorizados. No saben qué hacer.
--¡¡lo tengo grabado en el celular¡¡¡Los podéis hundir¡ --dice Marlon.
Jorge se lanza contra su cuñado. Carlos con los boxers y los pantalones en los pies cae enseguida y Jorge se tira sobre su desnudo cuñado. Quiere matarlo a golpes. Cristina sale corriendo llorando. Leopoldo se sube los pantalones desesperado. Quiere ir tras su hija pero Manuela no le deja.
--¡estás acabado. Me voy a divorciar de ti por maricón y degenerado. Te voy a dejar sin un peso. Tú sigue con tu vida de maricón que tus hijos te tienen asco. Disfruta de esa basura que yo disfrutaré de tu dinero¡
Manuela se va con Marlon que disfruta mucho. Leopoldo se va hundido y avergonzado. Todos lo miran y lo señalan. Carlos no se defiende y Jorge lo golpea sin piedad. 

Manuela se va con Marlon. El chico es el que maneja. Por fin ha podido acabar con Leopoldo. Manuela está feliz de poder dejar a su marido en la calle y quedar ella como la víctima. Los amantes están eufóricos. Marlon  pierde el control del auto. Chocan contra un camión. El auto explota. 

Carlos casi pierde el conocimiento y Jorge lo deja ensangrentado y tirado en el piso. Va a apoyar a su hermana.Malherido y desesperado Carlos busca a Leopoldo que ha desaparecido. Lo busca hasta el cansancio. Cae en la calle gritando el nombre de su amado.

3 años después ... 



 Leopoldo ha desaparecido sin dejar huella cediendo todos sus bienes a sus hijos. Jorge ha usado ese dinero para financiar su carrera musical y está teniendo éxito 

Cristina no ha podido soportar que las dos personas a las que más quería la traicionaran. Se ha refugiado en un convento. Ahí, como una monja más,  ha encontrado la paz. Además el sacerdote es muy guapo y aunque sabe que es un amor imposible le gusta estar cerca suyo. 

Luisa vive con Coco en el apartamento de este y tienen una hija. A la mujer le duele que Carlos la haya borrado de su vida. Coco, con su hija en brazos, la abraza. El chico está  emocionado que la mujer haya abandonado una vida de lujos por él. Luisa nunca buscó el dinero sino felicidad y amor que lo tiene al lado de Coco pero le duele que ahora Carlos no quiera saber de su primo por estar con ella. Coco calma a su esposa.
--ya no eres la viuda de su padre. Ya olvidalo.
--pero es tu primo y yo os he vuelto a separar por segunda vez.
Coco sonríe. Por esa mujer las dos familias dejaron de hablarse y ahora es su esposa.
--Carlos es un malagradecido. Él se ha quedado con todo el dinero de su padre. ¡¡gracias a ti Carlos se ha podido gastar una fortuna buscando a Leopoldo  por todo el país¡
Luisa solo desea que su hijastro encuentre la felicidad tal y como la ha encontrado ella.



Carlos ha contratado detectives. Ha viajado por el mundo. No le importa lo que tenga que gastar, el tiempo que tenga que dedicar. Lo ha dejado todo en la vida. Sólo quiere encontrar a su amado a como dé lugar. 
Carlos ha llegado a un pequeño pueblo de la montaña. Le han hablado de un ermitaño que vive cerca del río y no se habla con nadie. Este ermitaño se está bañando desnudo en el río. Con barba y pelo largo, Carlos lo reconoce 
--¡¡Leopoldo ¡
Esa voz lo hace vibrar. El ermitaño se gira temblando. Carlos y Leopoldo  no se atreve a decir nada. Se miran entre lágrimas. Después de tantos años, de tanto dolor, están ahí tan lejos de todos. Sienten que se les va a escapar el corazón por la boca. Carlos se desnuda y corre hacia el río. Los dos se miran con amor.
--¿qué haces aquí?
--te he buscado por todo el mundo.
--¿a qué has venido?
Carlos suspira enamorado.
--a convencerte que me dejes quedarme en tu vida.
--no puedo volver. No quiero saber nada de nadie.
--¿ni de mi?
--¿renunciarías a todo por mi?
--ya lo he hecho. Llevo años sin vivir buscándote. He renunciado a todo menos a ti. Ahora puedes compartir tu soledad, tu cabaña conmigo. Los dos olvidando al mundo.
Leopoldo no dice nada pero por la manera tan enamorada con la que lo mira a Carlos es que sí. Se sonríen y se  besan. No necesitan palabras. Ahí mismo hacen ardientemente el amor.

Fin.







Capítulo 20



Leopoldo se aparta, con todo el dolor de su corazón de su amado. Se sienta junto a su esposa. Carlos no pierde la esperanza. Cristina deja caer sus bastones. Se sostiene con los brazos de Carlos:
--soy tan feliz.
Comienza la ceremonia. Carlos mira a Leopoldo . El hombre baja la mirada. Carlos traga saliva:
--No me falles --dice para sí.
Comienza la ceremonia.
--Carlos, Cristina ¿venís a contraer Matrimonio sin ser coaccionados, libre y voluntariamente?
Alto y claro los novios contestan:
--Sí, venimos libremente.
Sacerdote: ¿Estáis decididos a amaros y respetaros mutuamente, siguiendo el modo de vida propio del Matrimonio, durante toda la vida?
--Sí, estamos decididos.
Sacerdote: ¿Estáis dispuestos a recibir de Dios responsable y amorosamente los hijos, y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?
--Sí, estamos dispuestos.
Carlos está sudando. No deja de mirar a su amado.
--vamos, mi amor. Vamos--va diciendo para sí.
El sacerdote prosigue:
--si hay alguien que sepa o conozca de algún motivo por el cual esta ceremonia no pueda celebrarse que hable ahora o calle para siempre...
Se hace un silencio. Carlos busca con desesperación la mirada de Leopoldo . Está muy ansioso. Casi se pueden oír los latidos de su corazón.
--No me hagas esto, mi amor. Tienes que hablar, ahora es el momento --dice para sí.
La mirada de Carlos hacia Leopoldo  es penetrante. Leopoldo acaba levantando la mirada. Carlos siente que el corazón se le va a salir del pecho. Leopoldo  lo mira con tristeza.
--lo siento, no puedo --dice para sí.
Carlos ve el no en la mirada de Leopoldo . Se le hiela la sangre. El sacerdote está prosiguiendo:
--Carlos Guerrero Borrut, ¿tomas como legítima esposa, compañera de tu vida, madre de tus hijos a Cristina Martinez Roca para amarla, cuidarla, respetarla y serle fiel todos los días de tu vida?
El silencio inunda el templo.
--No, No, di no --susurra Coco.
--¿que pasa, hermano? No le hagas esto a mi hermana --susurra Jorge que está al lado de su hermana.
Manuela  se levanta de su asiento. Da un golpe. Lanza una fuerte mirada de odio hacia Carlos. Cristina llora:
--¿qué pasa, mi amor?
Carlos sólo está pendiente de Leopoldo :
--por favor, por favor... --le va susurrando.
Leopoldo  lo mira con tristeza. Agacha la mirada. Jorge  mira a su amigo:
--¿¿qué haces? --le reclama.
Y Cristina colgada de su brazo. LLora:
--¿porqué me haces esto?
Carlos mira con pena a Cristina. Está muy herido. Si Leopoldo  así lo ha querido así será. Si sólo como su yerno puede estar al lado de su amado pues así será. No le tiembla la voz para decir:
--Sí, quiero.
Cristina no deja acabar al cura:
--¡¡si, sí¡
Leopoldo  y Carlos sienten como si un puñal ardiente los partiera en dos. Se miran, se miran con ojos llorosos. Luego Carlos mira al sacerdote. Siente la mirada de Leopoldo clavada en él , una mirada llena de dolor pero todo está perdido para ellos.
--Carlos, Cristina... os declaro marido y mujer. Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre... puedes besar a la novia.
Es Cristina la que besa a su esposo. Leopoldo  no puede más y abandona el templo. Carlos es en ese momento cuando más que nunca que se da cuenta del error que ha cometido. Ahora más que nunca su amor es imposible. El hombre que él ama está casado y por si fuera poco ahora él se ha casado con la hija. La joven es la imagen viva de la felicidad. Carlos de la tristeza. Suben al auto en donde irán hasta la mansión para la fiesta que está preparada. Cristina está tan emocionada tan nerviosa que no piensa en nada. No se da cuenta de la tristeza de su esposo. Éste no deja de mirar por la ventana buscando a Leopoldo. Manuela iba a ir al auto pero Marlon se la lleva con él.
--no puedo. Es la boda de mi hija.
Pero Marlon  la seduce y logra que vaya a su casa.
--sólo un momento.
Manuela  es muy apasionada y pícara:
--uno rápido.
Marlon le dice a todo que sí. Luego le sirve una copa tras otra. Lo que quiere es que esté tan borracha que no se pueda mover de su casa. 

Mientras Cristina y Carlos viven la fiesta de su boda sin sus padres. Como el novio no quiere bailar es  Jorge quien baila con la feliz novia. Cristina no es que pueda moverse mucho pero hace lo que puede. La joven está feliz. Carlos ve a Leopoldo. En las escaleras. El dolor del uno rompe el corazón del otro. Coco está al lado de su primo. Lo abraza por los hombros. Leopoldo rompe a llorar y se encierra en su cuarto. Carlos tiene que hacer un esfuerzo para no llorar. Está deshecho. Se le escapan las lágrimas. Jorge si se da cuenta de la infelicidad de su amigo pero se siente culpable de haberlo empujado a esa boda y no le dice nada. Además su hermana está tan feliz que no quiere romper su felicidad y se queda con ella. Marta tiene los ojos clavados en Coco. El chico es muy guapo. Acaba yéndose con él y tienen sexo en el.jardin. Tras unos matorrales.


Carlos lleva a su esposa hasta la cama. Cristina está feliz. Lo abraza. Lo besa.
--que ganas tenía..
Cristina quiere desnudarlo pero él se mantiene distante. 
--deseaba tanto vivir mi primera vez contigo, ahora ya no necesitaré los preservativos.
Carlos se aparta de ella:
--Tu hermano vio los condones, me hizo un lío.
Cristina está muy ansiosa:
--¿no te habrás enfadado por eso no?
Carlos se acerca a ella. La mira con ternura:
--No claro que no pero tu primera vez es algo maravilloso y tenemos que hacer las cosas bien.
Cristina lo mira sorprendida:
--¡¡es nuestra noche de bodas¡
Carlos no se atreve a profanar el cuerpo de la joven. No cuando se ha acostado con su padre. 
--pero es que tengo miedo a lastimarte.
--¿tan salvaje eres? --pregunta Cristina coqueta.
Carlos la mira tímido:
--No es eso. Es que aún no estás bien.
Cristina protesta:
--¡¡claro que sí, estoy perfectamente¡
Carlos la mira fraternal:
--por favor. Hazme caso. Haremos las cosas como yo diga.
A Cristina no le hace nada de gracia pero no quiere pelearse con su marido la primera noche:
---¿almenos dormirás contigo?
Carlos se tumba a su lado. La acaricia:
--claro que sí, todas las noches.
Cristina apoya su cabeza en el pecho de él.  Carlos le va diciendo cosas dulces, le va tocando los cabellos mientras por dentro no hace sino pensar en Leopoldo . No hace sino desear verlo.  Cristina se acaba quedando dormida. Carlos se levanta con  mucho cuidado y sigilosamente sale del cuarto. Mira todas las habitaciones:
--¿¿cuál será su cuarto?
Va acercándose a todas las puertas por si escucha algo. Está muy atormentado:
--¿¿porqué me hiciste esto?
Jorge  sale de su cuarto.
--¿necesitas algo?¿buscas algo?
Carlos tiene que hacer un gran esfuerzo para mostrarse tranquilo.
--daba una vuelta por la casa. Ahora que voy a vivir aquí quería conocer el terreno.
Jorge  pone su mano en los hombros de su cuñado:
--Me alegro mucho que estés aquí.
Carlos fuerza una sonrisa.
--pero me pareció que ibas con miedo. ¿te ocurría algo? --Jorge .
Carlos tiene la oportunidad de preguntar:
--es que tenía miedo de entrar en la habitación de tus padres.
Sin ninguna sospecha, Jorge  le muestra las respectivas habitaciones (muy separada la una de la otra) de sus padres.  Carlos mira hacia la de Leopoldo  excitado. 
--ahi estás, mi amor... --dice para sí.
Jorge  es muy amable con su amigo:
--bueno, ya no te molesto más. Hoy es tu noche, pasala bien.
Jorge  le guiña el ojo. Carlos finge una sonrisa. Hace como si fuera a entrar en su habitación pero en realidad se queda en el pasillo. Leopoldo  tiene la puerta cerrada con llave.
--Leopoldo , soy yo abre.
Leopoldo  se emociona. Lo ama pero también es el marido de su hija.
--¡¡vete, no quiero hablar contigo¡
--¡¡Si no abres echaré la puerta abajo¡
--¡¡No te atrevas¡
Carlos está desesperado. Le suplica.
--No me hagas esto, hablemos.
Leopoldo  se ha levantado, está apoyado en la puerta. Los dos se sienten. Se estremecen. Están tan cerca pero a la vez tan separados.  Hablan con un nudo en la garganta.
--te has casado con mi hija.
--¡¡tú me has obligado¡
--Como sea, me has perdido para siempre ¡¡Vete¡
Carlos está desesperado. 
--No lo acepto.
--Vete y haz feliz a mi hija..
Leopoldo  llora roto de dolor. Carlos insiste, suplica, llora pero no logra nada. Vencido acaba volviendo a la habitación. Mira a su esposa frustrado.

viernes, 24 de julio de 2020

Capítulo 19




Carlos mira muy dolido a Leopoldo . Le duele que  haya renunciado a su amor, que le pida que se case con su hija. Carlos deja claro que:
--si me caso será contigo.
--¡eres un loco¡
pero le gusta. Carlos lo acaricia pero Leopoldo  lo aparta de él:
--¡¡no déjame. No quiero que vuelvas a tocarme¡
--Leopoldo, nos amamos.
A Leopoldo le cuesta decir eso:
--Si me amas, cásate con mi hija.
--No me puedes pedir eso.
Carlos está muy dolido. Siente que el hombre  lo que quiere es quitárselo de encima.  Leopoldo  lo ama y lo desea. Quisiera poder luchar con su rival de igual a igual pero no puede hacerlo. La rival es su hija y está enferma.
--¡Si no te casas con mi hija quiero que desaparezcas de nuestras vidas¡¡no te quiero ver nunca más¡
Muy herido por la manera en la que Leopoldo  lo quiere sacar de su vida, Leopoldo  dice:
--Si casarme con tu hija es la única manera para estar a tu lado ¡¡me casaré¡
Carlos está muy triste. Leopoldo  fuerza una sonrisa. Le cuesta fingir su alegría de suegro pero lo hace:
--me alegro.
--eres un  cínico --dice Carlos que cree que no le importa.
--No me hables así. Es lo mejor.
Por momentos Leopoldo  se muestra frío y por momentos roto de dolor. Carlos no sabe a qué atenerse:
---¡dime que no me case y no lo hago¡ ¡¡yo  te amo a ti¡
Leopoldo  lo acaricia le hace sentir su ternura. Su amor.  Carlos cierra los ojos disfrutando de esa caricia. De nuevo la frialdad:
--te tienes que casar con mi hija.
Leopoldo  se lo repite para convencerse. Siente que es lo mejor. Carlos se desespera y dice:
--me voy a casar con tu hija pero la voy a hacer infeliz  porque me caso con ella para estar a tu lado.
A Leopoldo le duele la tristeza de su amado:
--No digas eso.
--te lo advierto --la voz de Carlos suena a reproche-- sólo si tú me dices que te quedas conmigo yo no condenaré a tu hija a la infelicidad al lado de un hombre que ama a su padre.
A Leopoldo  le entran las dudas:
--si es así no te cases.
Carlos trata de abrazarlo:
--¡¡si te quedas a mi lado no me caso con tu hija¡
Carlos es un hombre enamorado y desesperado. Ha querido renunciar a ese amor pero ahora ya no. Está dispuesto a luchar hasta las últimas consecuencias. Leopoldo  se traga su amor. Se aparta de él:
--¡¡No¡¡ si no te casas con mi hija, no te quiero ver más¡
Entonces está ya todo dicho. Carlos lo mira con dureza. Es una advertencia.
--ahora ya no se puede frenar. Nada. Si tú en el altar no interrumpes la boda para decir que me amas... me caso y tu hija será infeliz al lado de un hombre que no la ama.
Y dicho esto se va. Leopoldo  se traga su dolor.  Carlos se encierra en el baño. Llora. Llora. Está muerto por dentro.

Semanas después... Cristina es una novia feliz. Con dificultad de movimientos pero feliz.  Su recuperación es rápida gracias a la ilusión de la boda. Puede caminar con la ayuda de unos bastones. No ha querido esperar más. Manuela  está con Leopoldo , ejercen de padres. Ella se traga su rabia y su deseo hacia su yerno. Su niña así lo ha querido. Ha aceptado que esa boda es lo que salva a su hija. Leopoldo  está muy triste. Se casa el amor de su vida. No puede alegrarse. Jorge  se muestra contento, feliz porque su hermana es feliz.
--estás bellísima.
La novia está muy ansiosa. Se va con su hermano. Aprovechando que se han quedado solos, Manuela  es muy despreciativa:
--¡¡Mira que siempre estás feo pero es que hoy estás de premio. Si dan el premio a la cara más fea te lo dan a ti¡
Manuela  va saliendo de la habitación diciendo:
--¡No sé que vi en ti¡
--mi dinero --piensa Leopoldo con tristeza.
Leopoldo  se mira al espejo. Es la viva imagen de la amargura. Piensa en Carlos, en en lo feliz que era en sus brazos.  Su hija se casa y lo siente como un funeral porque se casa con el hombre que él ama, es el funeral de sus sentimientos. Ajena al amor de su padre y el que va a ser su esposo, Cristina se muestra ansiosa:
--¡vamos a llegar tarde¡
No deja de repetir. Su hermano es el que muestra más alegre de verla contenta:
--aún es temprano. No puedes llegar antes que el novio.
Cristina le va dando golpes con uno de los bastones:
--¡¡pues ve a buscarlo,  venga ve¡
Jorge  sonríe. Besa a su hermana. Confía que la ilusión de ella sea suficiente para que ese matrimonio salga bien.

Carlos se está acabando de arreglar. Su rostro es el de la ansiedad. 
--Hoy se define mi vida.
Coco está a su lado. Apoyándolo. Le pone la mano en los hombros:
--¿estás seguro de lo que haces?
Carlos tiene en mente sus momentos de pasión junto a Leopoldo . Ese día en el que se amaron con intensidad, en una entrega única, una entrega que ninguno de los dos  habían sentido antes.
--es imposible que luego de como nos amamos deje que me case con su hija.
Esa es su ilusión, está convencido que Leopoldo  no soportará verlo jurar ante Dios amor a su hija y que le gritará a todos que lo ama.
--entonces saldremos los dos corriendo. Nos escaparemos donde nunca nadie nos encuentre.
Coco le pone la mano en los hombros. Lo mira fraternalmente.
--ojalá las cosas salgan como tú quieras.
Carlos lo tiene todo preparado. Su documentación, ropa para ambos, dinero... en una maleta que llevará con él en el auto.
--¡tiene que salir bien¡¡Leopoldo  no me puede hacer esto¡
--pero tú por si acaso piensa en lo que harás si Leopoldo  se queda callado.
--¡¡Me humillé ante la bruja para obtener dinero con el que poder huir. Leopoldo  no me puede fallar¡
Coco no imagina que esa mujer de la que su amigo habla siempre con tanto odio es esa mujer que lo sedujo.
--¿que será de ella? --piensa.
Le duele no haberla encontrado. Le duele no haberla podido invitar a la boda. Luisa está sola, en una gran mansión. Triste porque Carlos no la ha querido en la boda. Atormentada por la soledad y el recuerdo de aquel chico tan guapo que conoció.  Con una viudez tan reciente, Luisa siente culpa de estar pensando en otro hombre. Se imagina a su celoso esposo retorciéndose en su tumba y eso la hace sentir mal.

Jorge  llega a casa de los primos. Abraza con mucho cariño a Carlos.
--te debo la vida de mi hermana.
A Carlos le hace sentir culpable ver a su amigo agradecido. 
--Si supiera que me acosté con su padre.. --piensa.
 Van saliendo los tres juntos. Al llegar al templo, Jorge  ve a Carlos demasiado serio. Antes de salir le pone la mano en el muslo fraternalmente y le pregunta:
--¿Por qué lo haces?
En ese momento está llegando Leopoldo con la novia. Carlos suspira enamorado y dice:
--por tu familia.
Jorge  se siente culpable de haber sido él quien presionara a su amigo. Le preocupa tener que cargar con su infelicidad:
--¿y tu? qué pasará luego?
Carlos se calla. Carlos confía que no se celebre la boda. En esos momentos está llegando la novia. Escoltado por su primo y su amigo, Carlos va entrando a la iglesia. Manuela  se acerca a él.
--espero que la hagas feliz o te arrepentirás.
Carlos traga saliva. La amenaza de su futura suegra va en serio. 

Y llega la novia. Su vestido blanco, su velo, su corona, sus bastones, su padre, su ilusión. Leopoldo  rompe a llorar. Nadie se extraña ¡¡¿que padre no llora en la boda de su hija?¡ Pero no son lágrimas de emoción, sus lágrimas son de pena. Son celos porque se está casando su amado. Carlos está temblando en el altar. Mira a Leopoldo. La novia sonríe pues cree que la mira a ella pero Carlos sólo tiene ojos  para el padrino. Leopoldo no puede evitar mirar al novio. Se miran con tanta intensidad. Carlos lo mira desafiante. Sólo él puede impedir esa boda. Leopoldo está temblando. No sabe si va a ser capaz de entregar a su hija al hombre que ama. El pasillo se le hace eterno. Carlos lo desafía con la mirada. Le está diciendo:¿serás capaz de hacerlo?.  Y cada vez están más cerca. Leopoldo no puede mirar a los ojos a su amado. Los dos están rotos por dentro pero Carlos está quieto. Es Leopoldo el que está caminando hacia el altar.
--aún estás a tiempo... puedes huir aunque sea solo --le susurra al oído Coco.
Leopoldo, temblando, entrega a la novia. Quiere irse a sentarse pero Carlos lo agarra de la mano y se abrazan. Nadie se da cuenta de lo que pasa salvo ellos dos. Se aman. Están sufriendo. Carlos está seguro que Leopoldo  no va a permitir esa boda. Carlos lo siente  temblar en sus brazos. Siente su amor
 --no dejes que me case, mi amor. No lo hagas --le susurra.
Leopoldo  tiene el alma rota. Nunca nadie lo había hecho tan feliz pero no puede luchar contra su hija... ¿o sí? Carlos lo está mirando, lo está desafiando con la mirada: o hablas o me caso, le está diciendo. Y Leopoldo  vibra recordando ese gran momento de besos y caricias.  Ninguno de los dos desea que ese abrazo acabe nunca.
--este es el momento. Toma mi mano y huyamos --Carlos.
Hablan en un susurro y en un abrazo lleno de amor que ya se está haciendo largo y la novia se impacienta pero nadie sospecha lo que está pasando.

Capítulo 18





Carlos y Leopoldo  hablan desnudos en la cama. Leopoldo tiene su cabeza en el tierno torso desnudo del joven . Carlos lo acaricia con ternura:
--¿qué vamos a hacer? --pregunta Carlos  con tristeza.
Leopoldo  suspira enamorado. Besa el pecho desnudo de Carlos:
--No lo sé.
--¿eres consciente que no deberíamos haberlo hecho? Nunca deberíamos haber hecho el amor.
Aunque Carlos se siente culpable no puede negar la realidad. Ama a ese hombre y no quiere renunciar a él. Leopoldo , pese a todo, es feliz. Nunca fue tan feliz. Lo acaricia, goza con su ternura. Lo ama, le gusta. Le atrae su juventud. Su belleza. Luego de años de frustración y desamor, a Leopoldo  le gusta que un chico tan joven lo desee.
--yo lo único que sé es que nunca fui tan feliz. Nunca me sentí tan feliz. No pensé que el amor, el sexo fuera tan hermoso. Es tan grande esto que siento. Lo recordaba como algo sucio. Feo.
Carlos levanta el rostro del hombre para mirarlo a los ojos. Está emocionado pero sus palabras aumentan su confusión.
--¿hablas en serio? ¿Es porque eres gay y no lo querías aceptar?
--Era bisexual pero no estoy con un hombre desde que me casé y con Manuela desde que nació la niña. Me acostumbré a vivir sin sexo. No quería perder a mis hijos y cada vez me daba más miedo tener intimidad con alguien. No me imagina estar así con nadie. Ni hombre ni mujer. Hace años que renuncié a ser feliz.
Carlos sonríe mientras le acaricia la cabeza 
--no sé qué me has hecho. Nunca sentí ni el más mínimo interés en un hombre pero de ti me enamoré. Es tu alma pero te deseo. Nunca me sentí tan feliz con alguien. Nunca disfruté tanto en la cama con alguien.
Los dos se miran felices y satisfechos. Se besan . Ambos sienten una explosión de felicidad que no pueden con ella. Quisieran gritarle al mundo que se aman, que están juntos y son felices. Carlos no deja de acariciar a ese hombre.
--¿estás dispuesto a luchar contra tu hija? A mi me duele y yo no tengo nada que perder, en cambio tú...
Leopoldo  lo mira. Le da un beso para que no hable. Vuelve a abrazarlo:
--tú eres mi paraiso. Contigo no hay problemas. A tu lado sólo quiero feliz.
Carlos se calla. Los dos disfrutan del momento. De la felicidad de estar juntos pero saben que esa felicidad es instantánea, que durará lo que estén en ese hotel . Están un buen rato juntos. Las horas les parece minutos. Disfrutan al máximo de ese momento. Exprimen sus cuerpos. Vuelven a hacer el amor. A Leopoldo le encanta tener a ese chico tan joven dentro de él. Son sensaciones que ya había olvidado y que disfruta como la primera vez. Sí es la primera vez que ama de verdad. Con Carlos está descubriendo la verdadera felicidad.

Mientras Jorge  se pregunta porque no están ninguno de los dos con Cristina.Ha faltado a su trabajo  para no dejar sola a su hermana que duerme por los tranquilizantes.

Carlos  y Leopoldo se levantan desnudos. 
--¿y estuvistes con muchos chicos?
Leopoldo le guiña el ojo.
---para qué quieres saberlo?
A Leopoldo le excita mirar el cuerpo desnudo del chico y le gusta ver que el otro lo desea. Le hace sentir atractivo. Le gusta que lo haya elegido a él. El haber sido él el primer hombre en despertarle el amor y el deseo.
Carlos  le guiña el ojo coqueto.
--para saber si estoy con un experto.
Sonríen. Ríen. Hay mucha complicidad entre ellos.
--pues muchos. Era adolescente. Mi primera  vez fue con una mujer pero enseguida estuve con un.chico.
--¿y qué te gustaba más?
--las dos cosas pero en los chicos buscaba sólo diversión. Llegó un momento que me sentí vacío. Me cansé que los chicos vieran en mí sólo un cuerpo bonito.
Carlos le silva.
--es que eres muy guapo. Ya imagino como habrás puesto de locos a todos los chicos de joven.
Leopoldo le golpea con su boxers que lleva en la mano.
--¡tonto¡
Se ríen. Se abrazan. Se besan.
--quise formar un hogar pero di con la persona equivocada. De joven cogí lo que no cogí después. Pero nunca había sido tan feliz como ahora.
No pueden dejar de mirarse. Ni de acariciarse. Ni de tocarse. Carlos y Leopoldo  se besan apasionadamente. Leopoldo  no lo dice pero sí se siente inseguro. Le preocupa que ahora que ha descubierto el sexo con un hombre lo deje por uno más joven. Se van vistiendo el uno ante el otro. No se sacan los ojos de encima. Salen  abrazados:
--me hubiera gustado no tener que irme nunca, que el tiempo se quedará en esa habitación-dice Leopoldo.
Carlos lo mira enamorado. En el ascensor, se besan una vez más. Una vez fuera se acabó la felicidad. Son solamente un suegro y su yerno y deben guardar las distancias. A los dos los lastima eso.

 En el centro de la ciudad está Coco. Va hacia su casa en moto. Ve una mujer en apuros a la que quieren robar el bolso.  Coco corre hacia ellos. Evita el robo y entrega el bolso a la mujer. Luisa lo mira entre lágrimas.
--gracias.
No se conocen. Coco la mira, ella lo mira. La mirada del uno queda clavada en el otro. Coco está fascinado pero Luisa no se permite abrir el corazón. Se muestra distante. Coco insiste:
--te llevo a tu casa.
Luisa se muestra cortante porque le molesta haber sentido atracción por ese joven tan guapo. Coco sonríe apasionado mientras la ve irse:
--¡que mujer¡
Luisa no quiere hacerlo pero se gira. Le ha gustado el joven. Se lo reprocha después porque él la está mirando y se da cuenta que le ha gustado él. Luisa se ruboriza al sentirse descubierta y se va corriendo. A Coco le emociona que ella le huya. Sonríe con ternura. 

Leopoldo  y Carlos llegan a la clínica. Están felices. Se mantienen distantes pero tienen el rostro iluminado. La sonrisa se les borra cuando aparece Jorge . Serio.
--¿ustedes donde estaban?
Es un duro reproche. Carlos agacha la mirada. Siente demasiada culpa. Leopoldo  se angustia:
--¿le pasó algo a Cristina?
Jorge  mira a Leopoldo , a carlos.
--Cristina está muy mal  ¡¡dice que si no te casas con ella no quiere vivir¡
Leopoldo  y Carlos se miran, se tragan sus lágrimas. Jorge  le pone la mano a su amigo en los hombros:
--la vida de mi hermana está en tus manos. Yo sé que harás lo correcto.
Carlos traga saliva. Jorge  se va a descansar. Leopoldo  se siente una mala persona. Mientras su hija lo necesitaba él se estaba acostando con su novio. Se siente mal de haber pensado compartirlo con ella. Leopoldo  se aparta de Carlos que le agarra el brazo.
--¿qué vamos a hacer?
Leopoldo  se aparta de él. Se muestra distante:
--tú sabrás...
A Carlos  le duele la dureza con la que lo trata. No lo resiste y se va. Leopoldo  llora al ver a su hija dormida por los tranquilizantes. Ver su silla de ruedas, saberla mal. Saber que sólo Carlos la hace feliz. Ese joven que ha convertido en su amante, ese joven con el que ha vibrado en sus brazos como nunca ha vibrado con nadie.  Besa la mano de su hija. Llora y le pide perdón. Le hace un juramento:
--Carlos es tuyo. Nunca más volveré a estar con él.
Esa renuncia le parte el alma pero por unas horas se ha permitido ser más hombre que padre. Ahora tiene que cumplir con sus obligaciones como padre, poner un bozal a su corazón y olvidar el amor y la pasión que siente por Carlos. Éste entra en el cuarto. Cierra la puerta. Lo ha oído todo y se muestra molesto.
--¡yo no soy una propiedad¡ ¡¡algo tendré qué decir a esto¡¡
Leopoldo  se aferra a la mano de su hija para no flaquear. Carlos se quiere acercar a su amado pero éste  no se lo permite.
--Eres el novio de mi hija. Cásate con ella y olvidame.
A Carlos lo que más le duele es la frialdad con la que le habla.
--¿en serio quieres que me case con tu hija?
Leopoldo  quiere fingir que Carlos no le importa para que se quede con su hija. Carlos siente que así es y le duele sentir que no es importante para su amado..
--Es lo normal...  mi hija es tu novia.
A Leopoldo  le duele mostrarse tan distante pero lo hace. Carlos agarra la mano de  Leopoldo  con desesperación:
--¡¡yo ya no quiero a tu hija, te amo a ti¡
Leopoldo  se rompe de dolor. LLora. Mira a su hija, lo mira a Carlos. Está muy atormentado. Habla con dolor:
--no lo digas --le suplica
--¡te amo a ti¡ --dice Carlos desesperado.
--cásate con mi hija.
Leopoldo quiere ser frío pero no pueda. Carlos siente su amor pero le duele que no quiera luchar por él. Carlos lo mira fijamente. Los dos se estremecen, se aman demasiado:
--¿después de esto que hemos vivido quieres que me case con tu hija?
Leopoldo  no lo mira a los ojos, roto por el dolor dice:
--si.
Carlos lo mira lloroso, está decepcionado.