viernes, 24 de julio de 2020

Capítulo 11





Leopoldo  y Carlos se tratan con mucho cariño. Están abrazados. Manuela  los interrumpe:
--¿y este niño quien es?
Manuela trata a su esposo con mucha frialdad y él responde con indiferencia. Hace años que no espera nada de ella. Hace años que viven juntos por rutina porque Leopoldo no quiere dejar a sus hijos. Hace años que son un extraño el uno para el otro. Hace años que Leopoldo se consume en la Soledad. Hace años que nadie lo tocaba. Lo acariciaba. Hace años que no sentía como siente al lado de Carlos. A Manuela le gusta Carlos. Es un chico muy guapo. Se acostaría con él en ese momento. Ella lo desea pero al chico no le da buena vibra ella. Carlos se pone entre el matrimonio. No conoce las intimidades del matrimonio pero le nace proteger al hombre. No quiere que lo lastimen y se da cuenta que esa mujer le quiere hacer daño. Leopoldo se sienta. Mira para otro lado. Carlos de pie. Delante de él. No le gusta el odio con el que Manuela mira al atormentado hombre. Manuela  quiere golpear a su marido pero Carlos no le permite que la toque.
--¿¿¡¡que haces aquí?¡  te dije que no volvieras¡¡¡
Leopoldo  agacha la cabeza con culpa. Carlos  da la cara por él.
--no trate así al señor.
--¿¿¡¡y tu quién eres muchachito?¡ --dice con mucho desprecio.
Manuela  le da un empujón a Carlos. Lo desea y no soporta como la ha tratado. Leopoldo  se levanta. No quiere que Manuela  lastime al joven:
--el novio de Cristina.
Carlos no le permite a Manuela que se acerque a Leopoldo . Estira el brazo para mantener a la mujer alejada de su esposo al que quiere golpear. Leopoldo se siente abatido e indefenso como un niño. En esos momentos, que está hundido más que nunca, agradece tener a alguien que lo proteja
 Manuela  trata a los dos con desprecio:
--asi que la niña se consiguió un fracasado como tú ¡¡no lo voy a consentir¡
--¡¡el que no voy a consentir soy yo que le falte el respeto así a un señor que lo está pasando mal¡¡
Carlos,   luego de lo unido que se ha sentido con Leopoldo,  no puede soportar que sea agredido por su esposa. Leopoldo  se queda boquiabierto por las agallas del joven. Está cautivado. Manuela es una mujer con carácter y él nunca se ha atrevido a contradecirla
--¡¡Maldito baboso¡ --Manuela .
Lo quiere golpear pero Carlos le agarra del brazo.
--pidale perdon a Leopoldo.
--¡¡Nunca¡
--pídale perdón 
Leopoldo se mete:
--Carlos, dejala. No es el lugar.
Pero Leopoldo  está excitado  e impresionado con ese joven. No está acostumbrado a que nadie se preocupe por él y se ha acostumbrado a callar mientras Manuela le falta al respeto siempre. Carlos no suelta a Manuela. Insiste.
--pídele perdón.
Leopoldo es el que agarra la mano del chico y libera a su esposa. Leopoldo se estremece al sentir la piel de Carlos. Manuela está histérica:
--¡¡estás acabado maldito¡¡ --le dice al chico.
Unos enfermeros se les acercan:
--señores, por favor.
Manuela  mira a su esposo y a su "yerno" con desprecio.
--¡¡te has ganado una enemiga ¡¡nunca vas a andar con mi hija¡ ¡¡nunca¡ ¡vas a lamentar este día mientras vivas¡¡
--¡¡le guste o no voy andar siempre cerca y no voy a permitir que le falte el respeto a su esposo¡
Manuela  frunce el ceño. No se pelean porque los enfermeros están entre ellos. Manuela  logra ver a su hija unos minutos. Leopoldo  está muy triste y decaído , Carlos lo va animando. A Leopoldo le gusta la voz de Carlos. Lo relaja. Manuela  sale. Los mira con odio. Levanta el dedo amenazante.  Carlos responde de la misma manera. Leopoldo  queda detrás de él.  Cuando ya Manuela  se ha ido,  Leopoldo  lo abraza emocionado y agradecido. Nunca se había sentido tan apoyado. Que le importa tanto a alguien.  Es un abrazo muy efusivo. Los dos sienten cosas. Cosas normales entre dos personas  pero prohibidas para un padre respecto al novio de su hija y viceversa. Leopoldo se aparta del.joven, agacha la mirada con pena. Siente culpa de lo agusto que está con el chico 
--¿como permite que su esposa  la trate feo? ¿porque nunca se separó?
--por mis niños.
--Cristina y Jorge  son adultos  ¡no tiene que permitir esto!
--no quiero que mis hijos vivan una separación difícil y no dudo que Manuela me la haría imposible. Prefiero seguir jugando a la familia feliz pero estar con mis hijos y verlos tranquilos.
--si, pero...
Leopoldo  no quiere seguir hablando de su esposa:
--por mi culpa te has ganado una buena. enemiga. Manuela  te va a hacer la vida imposible...
--¡¡a ver quien se la hace a quien¡
Leopoldo  lo mira con ternura:
--eres tan valiente. O no sé si inconsciente. Así era yo antes de casarme pero aprendí que es mejor agachar la cabeza que vivir en una guerra.
Y también piensa que es muy guapo pero eso se lo calla. 
--no puede permitir que su esposa lo trate así.
--No quiero meterte en problemas.
--y yo no pienso permitir que lo maltraten.
Leopoldo  se siente protegido y apoyado  en brazos de ese joven tan guapo y a Carlos le produce una ternura especial ese hombre tan amargado y  que se ve tan atormentado por su hija. Por la culpa. Leopoldo está más frágil que nunca. Y los brazos jóvenes y fuertes del guapo Carlos son su mayor apoyo. Más que  nunca necesita no sentirse solo. Sentirse apoyado y con Carlos se siente así.
Es ya muy  noche. Y siguen juntos.
--vete a tu casa.
--No se puede quedar aquí. Está lastimado. Aún no tiene el alta. Debe ir a dormir. Las enfermeras ya lo han regañado.
--yo me voy a dormir pero tú te vas a casa.
--vale… yo lo acompaño.
Siguen hablando camino de la habitación. Las enfermeras le regañan.
--no puede estar todo el día fuera. Tiene que tomar sus medicinas.
Carlos lo ayuda a desvestirse y acostarse. A los dos les excita estar juntos y tocarse. Leopoldo está en calzoncillos.
--puedo solo. 
--tómese las medicinas.
--no me trates como un niño.
--pues no se comporte como un niño. Haga caso a las enfermeras.
Carlos le da las pastillas y el agua sonriendo. Los dos se miran de una manera especial.
--ya estoy acostumbrado a  estar solo. A que me ignoren. Ni con mis hijos estoy tanto rato como he estado contigo. No te preocupes. A Jorge casi ni le veo y con Cristina.. 
Leopoldo llora atormentado. Si no se hubiera empeñado en ir de compras su hija no estaría luchando por su vida. Carlos se sienta en la cama. Lo abraza. Ambos vibran. Sienten el latido de su corazón. El uno el del otro. Es una bella música para ellos. La voz de Carlos lo va relajando. 
--vete ya. Estás agotado.
--me iré cuando se duerma.
--gracias por todo.
--Nos vemos mañana.
--de acuerdo.
A Leopoldo  le gusta sentirse acompañado por el joven. Nunca nadie lo había tratado de esa manera pero  supone que Carlos se acabará cansando, que es posible que no vuelva por la clínica. Sabe que lo que está sintiendo no está bien. La cálida y dulce mirada de Carlos es lo último que ve antes de quedarse dormido. Pese al dolor que los dos sienten, el haberse conocido anima tanto a Carlos como a Leopoldo . Carlos lo mira y suspira. No entiende porque su corazón está palpitando con tanta fuerza. Si no fuera porque no es gay diría que le gusta  el hombre. Se va a dormir de mejor humor y pensando en Leopoldo. No se acuerda de esa novia que lucha por su vida. 

Manuela  en esos momentos está descargando su rabia en Marlon  con el  que tiene coito de una manera salvaje y violenta

Carlos amanece con muchas ganas de ver a Leopoldo y de hecho va a la clínica a verlo a él. El hombre protesta porque la enfermera lo quiere ayudar a ducharse.
--puedo solo.
Carlos lo mira y sonríe.
--yo lo ayudo.
Esa sonrisa cautiva a Leopoldo.  Su corazón parece que se le va a salir del pecho. Por un momento Leopoldo  se le olvida que es el novio de su hija, que está ahí por ella.  Carlos no puede evitar olvidarse de todo al ver a ese hombre.  A Leopoldo  le pasa lo mismo. Los dos se miran con cariño y algo más. Recién duchado. Pelo mojado, muy guapo. Leopoldo  siente sentimientos que creía muertos. le gusta pero le hacen sentir mal. Se siente como un adolescente.
--creí que no ibas a venir.
--¿cómo cree? --dice Carlos con dulzura-- aquí estoy con usted... siempre.
A Leopoldo le gusta pero le preocupa que Carlos abandone sus cosas:
--pero tienes tu vida.
--Mi vida ahora está aquí.
Se miran a los ojos con profundidad. El uno está atrapado en la mirada del otro. Carlos lo ayuda a levantarse.
--en serio, puedo solo.
--ya. Deja que te ayude. Deja que esté a tu lado por si me necesitas.
Están los dos hombres solos. Carlos nunca se había fijado en un hombre pero le gusta ver desnudo a Leopoldo. Lo ayuda y le excita ver el agua recorriendo el cuerpo desnudo de ese hombre. Leopoldo está sentado. Carlos lo ayuda.con la ducha y sentimientos de deseo aparecen en él y lo aturden. A Leopoldo le gusta estar a solas con ese chico. Le gusta estar desnudo junto a él. Nunca se sintió tan vivo.

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