viernes, 24 de julio de 2020

Capítulo 13


Carlos y Leopoldo  están en la cafetería de la clínica. Ya son muchas las semanas que se están acompañando el uno al otro y se tratan como un par de muy buenos ¿amigos? Nunca han hablado de ello. Ni para sí mismos, pero es más que evidente que algo fuerte ha nacido entre ambos. Se miran y saltan chispas de sus ojos. En su mirada está escrita la palabra: amor. Los dos son muy cariñosos el uno con el otro pero nunca han pasado la barrera de la amistad. Mientras le está tocando las manos muy dulcemente, Carlos le comenta:
--me gusta esta unión que ha nacido entre nosotros.
Y Leopoldo siente que el corazón se le va a salir por la garganta. Ninguno de los dos está preparado para una confesión de amor.
--Me gusta estar contigo porque confío en ti.
--Claro, me ves como a un hijo.
A Carlos le duele decir eso, pero es algo que necesita descartar. Quiere estar seguro que los sentimientos de Leopoldo  para con él no están fuera de lo normal. A Leopoldo  le duele cada vez que recuerda que ese muchacho no está ahí por él, que es el novio de su hija.  Es algo que lo atormenta desde muy adentro.
--Bueno, soy tu suegro.
Leopoldo siente una punzada en el alma al decir eso.
--¿perdón? --Carlos.
Carlos lo mira extrañado. Muchas veces se le olvida que está ahí porque es el novio de su hija, le importa la recuperación de Cristina por Leopoldo , ya no por él.
--tu novia es mi hija y la quieres mucho. Has renunciado a todo por ella.
--Si, claro... claro.
Lo dice nada convencido. En realidad los dos se están probando, aunque no se atreven a preguntar, a pensarlo, en realidad quieren saber qué siente el uno hacia el otro. Acaban hablando de todo y de nada. Se miran a los ojos y entre ambos forman un oasis, un pequeño paraíso. Una pequeña felicidad que es estar juntos.  Cuando llegan a la sala de espera de la UVI, ve que la enfermera que normalmente atiende a Cristina sale muy agitada. Leopoldo  se teme lo peor. Se abraza a Carlos.
--¡¡se murió, mi niña se murió¡
Carlos lo acaricia con dulzura, lo besa en la mano.
--No te adelantes.
Carlos lo sostiene con sus jóvenes brazos. Se acercan a la enfermera.
--¿qué ocurre? --pregunta Carloa.
Si no fuera por Carlos, Leopoldo  se hubiera desvanecido. La enfermera no les dice nada. Sólo un frío:
--el doctor quiere hablar con ustedes.
Leopoldo  no puede evitar que se le salgan las lágrimas:
--la perdí, la perdí.
Leopoldo  está a un paso de desesperarse pero como siempre la ternura y el cariño de Carlos son su gran sostén.  Es Carlos  quien toma la iniciativa y quien va ayudando a Leopoldo  a caminar hacia el despacho del doctor.

Manuela se acerca al hospital con Jorge. En la puerta se encuentran con Lucas que se ha ido a hacer un chequeo de rutina y al verlos pregunta por Cristina. Jorge hace las presentaciones. Manuela es coqueta por naturaleza. Marlon está espiando a Leopoldo pero se muere de rabia al ver a su amante con otro hombre. A pesar que Lucas no se interesa en ella pero ella es siempre coqueta. 
--¡¡hoy te mueres, desgraciado¡ ¡¡nadie se mete con lo mio¡
Los ojos de Marlon  son de un odio atroz y desquiciado.

Cristina ha abierto los ojos. Eso es lo que el doctor les quería decir. Aún es pronto para asegurar que se va a recuperar pero es una buena noticia.  Leopoldo  está entusiasmado. 
--¡¡se va a recuperar¡ ¡¡se va a recuperar¡
Y pese a que el doctor les dice que el peligro aún  existe, Leopoldo  está muy esperanzado. Carlos se alegra por él. La idea de un futuro como novio de Cristina es algo que ya ni se plantea, en lo que ni piensa.   Leopoldo y Carlos se abrazan felices. Sus labios se desean pero es un sentimiento que se tragan, que se callan, que no quieren reconocer

Al pasar de los días la joven empieza a ser consciente, a hablar. 
--¿qué me pasó? --pregunta.
A su lado su padre y su novio. La joven se muestra distante con todos. A cada progreso más se van uniendo Carlos y Leopoldo .

Marlon  está furioso. Habla con teléfono con alguien:
--¡¡le pagué una fortuna para que mataran a ese maldito no es tan dificil¡
--pero es que usted quiere que parezca un asalto y siempre pasa algo que impide que nos acerquemos a él.
Marlon  está desquiciadísimo. Su odio hacia Lucas ha hecho que olvide a Leopoldo .
--¡¡no me importa lo que tengan que hacer, acaben con toda su familia si es preciso¡ ¡¡lo quiero muerto ya¡ ¡les daré el doble si hacen su trabajo hoy¡
Marlon  está convencido que Lucas es un peligro para su relación con Manuela  y no le importa arruinarse, sabe que después puede conseguir más dinero. Lo que le interesa es deshacerse del que considera su rival.

Cristina va regresando al mundo. Es en ese momento cuando Carlos ya tiene que asumir ante sí mismo que algo ha cambiado, que Cristina le inspira ternura pero no amor. En cambio mira a Leopoldo  y siente un fuego que lo abrasa. Cristina tiene aún dificultades de habla y movilidad. Está algo asustada. El que Carlos esté a su lado es algo que le da mucha fuerza. Leopoldo  le está tomando de la mano a su hija. Carlos está al lado del padre de su novia. Aunque le duele, aunque se siente celoso, Leopoldo  va diciendo:
--Carlos no se ha movido de tu lado, te quiere mucho.  Nunca vi un hombre tan enamorado.
Cristina se emociona, tanto Leopoldo  como Carlos tienen que hacer un esfuerzo para controlar sus sentimientos.  Se aman. Se desean.  Con dificultad, Cristina pide a Carlos que le tome la mano y que le dé un beso. Se lo dé en la mejilla. Ella lo quiere en la boca. Carlos y Leopoldo se miran y arden. Leopoldo se muere de los celos y la culpa.  Carlos no quiere besarla. No quiere besar a su novia por la que no siente nada y menos estando Leopoldo  delante. Sí le toma de la mano y muy dulcemente le dice:
--cuando estés bien te daré todos los besos que quieras.
Cristina se conforma. Leopoldo  se aparta de Carlos. Cuando salen de la clínica Carlos lo nota distante:
--¿te ocurre algo?
Leopoldo se muere de los celos.
--No, ¿porqué me iba a ocurrir algo?
--No sé... tú sabes...
Carlos le medio sonríe y Leopoldo se sofoca. Por un momento a Carlos le hace ilusión que Leopoldo  siente amor hacia él, que sienta lo mismo que siente él pero luego se lleva las manos a la cabeza por todos los problemas que le vendrían encima.

Cuando llega a su casa, Carlos se da una relajada ducha. Sale totalmente desnudo. Mientras se seca la cabeza no puede evitar pensar en todo lo que le está ocurriendo.
--¿¿que voy a hacer?¿qué me está pasando?
Siente que Cristina es una pesada losa que hay sobre él, en cambio todo él vibra cuando piensa en Leopoldo .
--¿¿qué me has hecho, Leopoldo ?¿qué?
Leopoldo  está tumbado en su cama suspirando el nombre de Carlos y atormentado porque es el novio de su hija.
--¡¡no debo pensar en él¡ ¡¡no debo hacerlo¡
  
Luisa y Lucas llegan de su casa. De pronto unos enmascarados los rodean.
--¡¡salgan del auto¡
La pareja se asusta mucho. Aunque simulan que es un asalto, los hombres lo que quieren es alejar a Luisa de Lucas. Lucas no imaginan que esos hombres van por él. Se tira encima de los hombres que se llevan a su esposa. Hay un forcejeo. El arma se dispara. Lucas cae inconsciente en un charco de sangre. Los delincuentes se van.  Luisa queda sola gritando horrorizada ante el cuerpo agonizante de su esposo. Mientras Marlon  fornica con Manuela  satisfecho, segura que a esas horas su supuesto rival ya debe estar muerto.

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