viernes, 24 de julio de 2020

Capítulo 17


Carlos está muy excitado al lado de Leopoldo  que le hace una escena de celos.
--¡bajate, no quiero hablar contigo¡
--¡¡yo no me pienso bajar nada¡
Los dos se miran con furia y con deseo.
--¡como quieras¡¡ --dice Leopoldo.
Leopoldo  en realidad se muere de los celos. Ama a ese joven, siente una pasión ardiente hacia él. Le haría sentir menos culpable si su idilio con su hija no fuera muy importante, le duele amar al hombre con el que supuestamente su hija ha vivido su primera vez. Por otro lado le excita estar con él. Empieza a manejar. Muy rápido. Descontrolado.
--¿¿que haces? ¡¡nos vamos a matar¡ --grita Carlos.
--¡¡no haberte subido¡
Carlos lo mira de reojo. Se siente culpable de desearlo pero así es. Le excita estar tan cerca de él. Leopoldo  se siente un adolescente. No recuerda haberse sentido tan vivo, tan excitado como en ese momento.

Jorge , mientras, ha entrado en el cuarto con su hermana que está muy triste.
--¿Carlos se fue?
--No, claro que no. Está hablando con papá.
Cristina llora:
--¡¡no, no me quiere y si él no me quiere, yo me quiero morir¡
Jorge  no está dispuesto a que su hermana se hunde:
--¡¡te juro que Carlos se va a casar contigo¡
Lo ha dicho sin pensar. Sabe que Carlos la quiere dejar pero si eso ayuda a su hermana a recuperarse obligará a Carlos a seguir con la mentira el tiempo que sea necesario.







Leopoldo  ha recorrido una gran distancia en poco tiempo. Están en las afueras de la ciudad. En un sitio discreto. 
--bueno, almenos podremos hablar tranquilos... --dice Carlos.
Leopoldo  lo mira enamorado y dolido:
--¿como pudiste acostarte con mi hija? Es una niña.
Para Carlos es muy importante que Leopoldo  crea en él:
--Nunca me acosté con tu hija. Te lo juro por la memoria de mis padres.
Eso emociona a Leopoldo :
--¿en serio?
--Y nunca lo haré.
Leopoldo  está muy excitado. Le pone la mano en el muslo.
--¿es por mi?
Carlos traga saliva. Está muy excitado. Sale del auto precipitadamente. Se aleja. Leopoldo  va tras él.
--¡¡no seas loco --mira hacia el cielo-- va a llover¡
Carlos camina por la carretera. Es bastante apartada. No pasa nadie. Leopoldo  lo sigue.
--¡¡no me sigas, déjame en paz¡
--¡¡a los dos nos pasan cosas¡ ¡¡tenemos que hablar¡
Carlos camina más rápido y Leopoldo  lo sigue.
--¡¡Te amo¡ --grita Leopoldo.
Carlos se gira. La mira sorprendido:
--¿qué?
Nunca pensó que el hombre se atreviera a tanto. Leopoldo  suspira enamorado:
--¡¡estoy enamorado de ti¡ Es más, nunca amé a nadie como te amo a ti¡
El cielo se rompe en ese momento. Comienza a llover fuerte. Amenaza con fuerte tormenta. Carlos se sigue alejando del auto y Leopoldo  con él. Los dos se mojan pero eso no les quita la calentura a ninguno de los dos.
--¡vuelve al auto¡ --Carlos.
--No sin  ti..
Carlos se gira. Lo agarra de los brazos:
--¡¡¿¿qué es lo que pretendes?¡
Leopoldo  no quiere pensar en su hija. Ama a ese hombre y es en lo único que piensa.
--¡¡que me digas que me amas¡
Carlos se lleva las manos a la cabeza:
--¡¡esto es una locura,  no trates de confundirme¡ ¡¡no puede haber nada entre nosotros¡
Leopoldo  sabe que Carlos es la única opción que tiene de ser feliz.
--¡¡podemos vernos en secreto¡
Carlos mira a Leopoldo  con el rostro desencajado por la sorpresa:
--¿¡quieres que seamos amantes?¡
Leopoldo hace que sí con la cabeza. Carlos traga saliva. Los dos están empapados. Carlos camina muy deprisa.
--¡¡alejate de mi, yo no puedo ser tu amante¡ ¡¡no le podemos hacer esto a Cristina¡ ¿qué clase de hombre eres? Es monstruoso lo que propones¡
Leopoldo  lo agarra del brazo para que se detenga, Carlos se aparta bruscamente. Leopoldo  resbala  y cae por una pendiente que hay al lado de la carretera y cae por ella. Carlos se angustia.
--¡¡Leopoldo ¡
Comienzan los truenos. Leopoldo  está tirado unos metros más allá. Carlos baja, resbala, cae casi al lado de él. Carlos se arrastra hacia él.
--¡¡hablame, estás bien¡?
Mojados, llenos de barro. Angustiados. Se besan. Se devoran. No pueden controlar lo que sienten. Se lanzan el uno sobre el otro. Es un acto de unión rápido. Los dos están muy ansiosos pero son un solo cuerpo.  Han pasado demasiado tiempo deseándose y no pudiendo tenerse y ahora jadean. Gritan, se acarician. Para de llover en el momento de máximo placer. Los dos están en shock. Carlos se levanta  y se sube los pantalones. Está confundido:
--¿qué hemos hecho? 
Leopoldo se abrocha los pantalones.  Lo mira enamorado:
--te amo.
Con un hilo de voz, Leopoldo  dice:
--¿puedes renunciar a mi después de lo que ha pasado?
Carlos no quería tener que aceptarlo. Mira al hombre con lágrimas en los ojos:
--Esto no puedo volver a pasar --dice atormentado.
Leopoldo  lo toca. Lo siente vibrar. Disfrutar de esa caricia:
--dime que sólo ha sido sexo y te juro que lo entenderé y te dejaré el camino libre para mi hija.
Carlos lo mira confundido:
--¿harías eso?
--Te amo y haría lo que fuera por ti.
Carlos lo abraza:
--Yo también te amo pero no sé qué hacer ¡¡no te quiero perder¡
Ahora que lo ha tenido, Carlos se siente unido a Leopoldo para siempre  . No quiere, no puede renunciar a él.  Carlos y Leopoldo  se besan, se abrazan con desesperación. Más que nunca forman un oasis. Leopoldo lo lleva a un hotel. Se desnudan el uno ante la atenta mirada del otro. Se observan con deseo. Luego se duchan. Acarician el uno el cuerpo del otro. No quieren pensar en nada, sólo en vivir el momento. Se aman, se desean. Les encanta besarse, verse desnudos. Leopoldo deja la ropa en la puerta y ordena que se la lavan y devuelvan seca y que no los molestes. Desnudos uno frente al otro. Se miran con deseo. Con complicidad. Acaban en la cama en donde unen sus cuerpos nuevamente a su ardiente pasión.  Recorren el uno el cuerpo del otro lentamente para conocerse bien. En esta ocasión es Leopoldo el activo y se abre paso en ese culo virgen. El hombre disfruta sabiendo que es el primero en explorar ese lugar. Carlos se retuerce de dolor y placer mientras Leopoldo le taladra el culo. Es su mayor momento de gozo. Nunca disfrutó tanto en la cama con nadie. Nunca amó de esa manera. Es un momento pasional de mucha lujuria pero lleno de amor y magia.

Mientras Cristina entra en crisis. Se desespera porque su amado no llega. Acaba diciendo que sin él la vida no tiene sentido, que si no se casan se quiere morir. Jorge  a su lado no sabe qué hacer. Mientras  a Cristina le dan un calmante, Leopoldo  y Carlos gimen mientras sus cuerpos es puro fuego fundiéndose el uno en el otro. Gritan, lloran de felicidad saboreando el momento. Disfrutando del cuerpo del otro, siendo un solo cuerpo. Dos volcanes en erupción que se han convertido en uno inmenso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario