viernes, 24 de julio de 2020

Capítulo 14




Lucas ha muerto dejando a su viuda y a su hijo inmersos en el dolor. Éstos con algunos de sus amigos se han reunido en el cementerio alrededor del féretro para el último adiós. Aunque Luisa quiere consolar a su hijastro éste no se lo permite. Le escupe con odio:
--¡¡esto es lo que tú querías, bruja¡
Jorge  está del lado de su amigo.
--No seas así. Luisa lo está pasando fatal.
Carlos no soporta que su padre haya muerto para salvar  a Luisa  (no sospechan que desde el principio la víctima era él)y le duele que Jorge  la defienda.
--¿¿del lado de quién estás? --reprocha Carlos.
Jorge  mira a su amigo y mira a Luisa. Ahora es viuda, ahora siente que tiene esperanzas con ella. No puede ponerse en su contra.
--de tu lado pero no tienes razón. Luisa está sufriendo.
Carlos mira con odio a Luisa y le dice:
--¡¡pues no te creo, ojalá estuvieras tú muerta¡
Luisa sufre un mareo, Jorge  corre a auxiliarla. Carlos mira a su joven madrastra con desprecio y abandona el cementerio. Jorge  está muy excitado sosteniendo entre sus brazos a la mujer de sus sueños. Leopoldo  no podía faltar. Después de lo mucho que Carlos la ha ayudado tenía que apoyarlo aunque se ha quedado en un segundo plano. Abandona discretamente la sepultura para ir  tras Carlos. Aunque le duele verla llorar, Jorge  está muy excitado al tener a Luisa entre sus brazos. Luisa está deshecha. Abraza al ataúd de su esposo:
--¡¡no se lo lleven¡ --dice amargamente cuando lo van bajando al panteón.
Jorge  la sostiene:
--está muerto. No puedes hacer nada por él.
Rota de dolor, Luisa pone su mano en el ataúd y llorando contempla como  su esposo  es sepultado



Carlos se ha alejado llorado de la tumba de su padre. Donde nadie lo vea. Tiene un gran dolor dentro de él. Le duele que su padre haya muerto cuando más distanciados estaban. Eso aumenta el odio hacia su madrastra.  Carlos corre, da patadas. Finalmente llora apoyado en una tumba cualquiera. Sólo tiene una pregunta: ¿por qué? Todo ha pasado tan rápido, de una forma tan inesperada. Su mundo en las últimas semanas ha sido Leopoldo  y ahora se encuentra que su padre ha muerto. No sabe cómo asimilarlo. Oye que llega alguien. No quiere hacer un espectáculo.  Se seca las lágrimas, se traga su dolor. Le sorprende ver que es Leopoldo .
--¿¿qué haces aquí?
--¿te molesta?
Carlos  no dice nada, hace que no con la cabeza. Su rostro se llena de ternura. La presencia del hombre  le trae paz. No quiere llorar pero se le escapan las lágrimas. Leopoldo  lo acaricia:
--No te frustres,  si quieres llorar llora. Si sientes dolor, llora. Estás conmigo. Yo no soy cualquiera. Tú y yo tenemos un vínculo especial. Tú has estado a mi lado cuando yo más lo necesitaba. Ahora déjame estar a tu lado.
La dulzura de Leopoldo es un bálsamo para su alma llena de rencor.
--Siento odio ¡¡esa maldita...¡
Leopoldo  no lo deja seguir. Le pone la mano en los labios. Los dos se estremecen. Pese a su dolor, Carlos vibra por ese hombre.
--Eres un gran muchacho, no quiero que te llenes de odio.
Carlos lo mira emocionado:
--me hace tanto bien escucharte.
Cuando están juntos es como si estuvieran solos en el mundo.
--¿cómo estás? -pregunta muy dulce.
--gracias por venir.
--No podía faltar. Ven acá.
Leopoldo lo estrecha entre sus brazos. Se funden el uno en el otro. Se abrazan, se consuelan, se aferran el uno al otro. Se besan. Al fin explota todo. Luego de semanas frustrándose sus cuerpos han dicho que se desean y que no pueden seguir reprimiéndose.  Es un beso mágico pero luego vuelven a la realidad. Carlos se lleva las manos a la cabeza:
--¿¿¡qué hemos hecho?¡
Carlos está horrorizado. ¡¡En en el entierro de su padre... y con el padre de su novia¡ Tiene el rostro desencajado por el horror:
--¡soy una basura, soy una basura¡
Leopoldo  está conmocionado. Es el beso más rico que le han dado en su vida. Le duele tener que renunciar a él. Tener celos de su propia hija. Trata de calmarlo:
--hablemos.
Carlos no deja de moverse. Siente toda una revolución dentro de él y eso es lo que más le asusta.  Siente muchas cosas por ese hombre  y es algo que no hubiera querido tener que reconocer. Es la primera vez que siente cosas por un hombre y además no es un hombre cualquiera.
--¡¡no, no. Esto no puede ser¡
Da golpes contra un árbol:
--¡¡soy un miserable¡
Leopoldo  le pone la mano en los hombros. Vibran. Es mucho su deseo:
--no lo pudimos evitar.
Carlos siente un fuego que lo abrasa y aunque le cuesta se aparta de él:
--¡¡Esto no puede volver a pasar. Será mejor que no nos volvamos a ver¡
Carlos se muestra enojado. No lo ha podido evitar, deseaba ese beso pero a la vez ha roto una bonita amistad. Leopoldo  siente las palabras de Carlos como una puñalada:
--yo te necesito.
Carlos habla con un nudo en el estómago:
--ahora ya no puede ser igual. Será mejor que cuando yo vaya a la clínica tú no estés.
Carlos se va sin dar a Leopoldo  la opción de réplica. Leopoldo  se acaricia los labios:
--te amo.
Le duele por su hija pero ama a ese hombre. Lo ama. Carlos se mete en el taxi que lo ha llevado hasta el cementerio.
--¡¡vámonos, rápido ¡
Llora por dentro.  No llora por su padre, llora por Leopoldo . Ha sentido su beso desde el alma y es algo que lo atormenta. Siente remordimientos. ¡¡No puede pensar en el padre de su novia cuando Cristina aún está luchando por recuperarse¡ El problema es que ese beso se le ha quedado grabado en la piel a fuego.
--¿ahora qué hago? --no deja de repetirse.
Es duro para él tener que reconocer que ha olvidado a Cristina, que siente cosas por el padre. Llega a casa furioso, excitado. Enamorado. No sabe qué hacer. Empieza a lanzar cosas por los aires. Leopoldo  lo está llamando. Lo pone wasaps:" te necesito". El recuerdo de ese beso lo atormenta. Leopoldo  le deja un mensaje de voz:
--no me dejes. Por favor,  tenemos que hablar. Perdón si te hice mal pero eres muy importante para mí. No quiero perder lo que tenemos.
Carlos llora. Él que más quisiera que poder estar al lado de Leopoldo  pero después de que se besaron siente que ya no puede ser. Ya han roto el vínculo que tenían, no puede seguir a su lado como novio de su hija.

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