viernes, 24 de julio de 2020

Capítulo 9


Leopoldo  llora, le suplica a su esposa que no lo atormente pero Manuela  no se compadece de él. Le habla con mucha dureza:
--¡¡no me das pena. Eres patético, si quieres hacerle un  favor a la humanidad... ¡¡muerete, tirate por la ventana, cortate las venas pero ahórrame el disgusto de ver tu fea cara de viejo amargado una vez más¡
Leopoldo  queda deshecho. Desde la puerta Manuela  le advierte:
--¡¡y no te acerques a mi hija¡
Manuela  se va por un lado y Jorge  sube por el otro. No se ven. Jorge  encuentra a su padre llorando en la cama destrozado. Al borde de la histeria.
--¡¡enfermera, enfermera¡
El chico quiere que le den algún calmante pero Leopoldo  le suplica que no lo haga. Quiere estar sereno.
--¡Mi niña¡¿¿qué le pasó a mi niña?
El hombre  llora lágrimas de sangre. Su hijo lo abraza con fuerza.
--todo va a estar bien, todo va a a estar bien.
Ni él mismo se lo cree pero sabe que su padre es lo que necesita oír. Leopoldo  está destrozado.
--¡quiero verla, necesito verla¡
Jorge  acaricia a su padre con mucha ternura:
--No se puede. Mañana, espera a mañana.
Leopoldo  está ansioso:
--¡¡no me puedes pedir eso¡ ¡es mi niña, necesito estar con ella¡
Jorge  le dice casi lo mismo que le ha dicho a Carlos:
--Cristina te necesita sereno,  descansa. Mañana será otro día.
Leopoldo  se queda algo más tranquilo luego de hablar con su hijo. Jorge  se quiere quedar con él. Leopoldo  se muestra paternal. No quiere descuidar a un hijo por lo que le ocurre a su hija,
--vete a casa, descansa.
--¡pero es que no quiero que estés solo¡
Leopoldo  besa a su hijo:
--tu hermana y yo te necesitamos fuerte. Vete a casa 
Aunque le cuesta convencerlo Jorge  se va. Se despide de su padre con cariño. Piensa en pasar la noche con Carlos. Aunque se siente culpable por pensar en Luisa en un momento como este no puede evitarlo. Le excita la idea de estar cerca de ella. Se encuentra con Manuela  en la planta baja. Aunque Jorge  se muestra frío, Manuela  necesita a su hijo. Madre e hijo se abrazan con fuerza. Jorge  habla con reproche a su madre:
--supongo que ahora que papá no está no dormirás en casa.
Manuela  siente el desprecio de su hijo y eso le duele:
--no me hables así, hijo.
--¿es que no te lo mereces? --le reprocha.
Se hace un silencio, Jorge  le dice:
--haz lo que quieras. Yo me quedo a dormir con mi amigo Carlos.
Manuela  acaricia a su hijo. Aunque lo adora, Manuela  nunca ha demostrado tanta ternura y tanto cariño por su hijo como en ese momento. Le suplica con tristeza:
--No me dejes sola, hijo. Te necesito.
Jorge  se conmueve por la tristeza de su madre. Luisa queda aparte, abraza a su madre con fuerza. Sí, es momento de estar con su familia. Madre e hijo salen juntos y abrazados.
--¿viniste en tu auto?
--Si pero se lo llevó Carlos, vamos en el tuyo.
Marlon  está ahí, al lado del auto.Esperando. Manuela  se pone nerviosa. Se gira.
--es que no lo traje ¡¡vamos en taxi¡
Manuela  hace que su hijo se gire para que no vea el auto. Jorge  está demasiado angustiado por todo lo que ha pasado como para preguntarse nada. Marlon  se muere de rabia.
--¡¡esto me las pagan¡
El joven está lleno de odio. No va a permitir que lo borren de sus vidas . Cuando ya su amante se ha ido, Marlon  en medio de las sombras logra meterse en la habitación de Leopoldo  que duerme por uno de los calmantes que finalmente ha dejado que le pongan. Al lado de la cama Marlon  lo mira con mucho odio:
--¡¡maldito, maldito¡ ¡¡vas a morir¡
Con cuidado agarra la almohada y se la pone sobre la cabeza. En ese momento entra una enfermera.
--¿¿qué hace usted? ¿¡quien es?¡
Marlon  se pone nervioso:
--¡¡es que le quería poner bien la almohada¡
La enfermera la mira con desconfianza:
--¡¡identifiquese¡
Marlon  le da un empujón y se va corriendo. La enfermera no se atreve a hacer un escándalo. No le piensa decir lo ocurrido a nadie.  Le da miedo que le echen la culpa a ella pero tiene claro que vigilará a ese paciente para que no la puedan culpar de cualquier cosa que le pase. Marlon  se encierra en su auto. Escupe veneno:
--¡¡maldita enfermera¡
Sabe que ahora es muy arriesgado acercarse por el hospital y eso le da mucha rabia.
--¡¡por hoy te salvas pero vas a morirte¡
Su odio aumenta cuando Manuela  no viene esa noche. Le atormenta pensar que se ha quedado toda la noche en la clínica con su esposo. Retuerce su propio almohada.
--¡¡me las van a pagar, todo es culpa del maldito de Leopoldo¡
Siente un gran odio hacia el  esposo de su amante y no piensa detenerse hasta ocupar su lugar. No imagina que Manuela  lo que quiere es estar con su hijo. Ninguno de los dos tiene sueño así que Manuela  convence a su hijo para que se quede en su cama con ella.  Jorge  acaba quedándose dormido en brazos de su madre que lo acaricia amorosamente.


Carlos  está sobre su cama. Muy triste. Luisa le sube la cena.
--no has comido nada.
A ella le sorprende que no le pelea. Carlos la ignora. No la mira. Luisa se acerca a él:
--nos tienes muy preocupados ¿es que te pasa algo?
Carlos la mira lloroso y descarga su odio en ella:
--¡¡no necesito tu lastima, mi novia se está muriendo y lo que menos me interesa es que me estés jodiendo tú¡
Luisa quisiera consolar al chico pero no se anima. Carlos no lo desea.
--si necesitas algo puedes contar conmigo.
Carlos le deja claro que lo único que necesita es que lo deje en paz. Luisa se va triste. Carlos se queda en la cama llorando pensando en Cristina.

Carlos y Jorge, al día siguiente  han quedado de ir juntos al hospital. Cuando lo llama es Manuela  quien toma el celular de su hijo. Sale  de la ducha y lo toma para no despertar a su hijo. Mientras habla, Manuela  mira con cariño a su hijo que duerme en su cama:
--ya iremos más tarde, que descanse.

Carlos decide ir por su cuenta. Leopoldo  ha logrado que dejen que vea a su hija:
--pero solo un momento.
Carlos llega y se encuentra con una negativa pero despista a las enfermeras y entra. Leopoldo  llora, tiene la cabeza apoyada en la barandilla de la cama mirando a su hija. Carlos se acerca a él. Le habla con ternura.
--señor...
Leopoldo  lo mira y es como si un ángel hubiera bajado del cielo para consolarlo. No sabe quien es, lo abraza y llora. Carlos sonríe con ternura. Bajan a la cafetería. El chico es muy protector con el hombre. Luego que se ha calmado, Leopoldo  le pregunta:
--¿y tú quién eres?
--soy el novio de Cristina, Carlos, el amigo de Jorge .
Leopoldo  no sabe porque pero siente una gran pena al saber que ese joven tan guapo y tan tierno está ahí por su hija y no por él. Carlos siente una ternura especial por ese hombre 

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